Seguramente has escuchado que el intestino es nuestro segundo cerebro. Si sigues leyendo podrás entender la importancia de la dieta y los hábitos saludables para tener una mejor salud cerebral.
Hubo un estudio muy famoso en el año 2011 que se hizo con ratas. Mostraba que, cuando las ratas tenían una microbiota saludable presentaban:
- Fátores de crecimiento neuronal
- procesos de aprendizaje
- regulación de su conducta
Sin embargo, cuando se les alteraba la microbiota, sucedían alteraciones en el aprendizaje
Ahí empezó todo
La neurociencia nos dice que nuestro cerebro esta constantemente comunicándose con el corazón, la forma en la que respiramos es fundamenta para nuestro mecanismos de atención y memoria y la gestión de las emociones, de allí las meditaciones de coherencia cardicaca
Pero sin lugar a dudas, lo que más se ha desarrollado durante estos últimos 10 años, es la influencia que tiene nuestro intestino sobre el cerebro.
Es decir que el papel de la microbiota en nuestro sistema nervioso no es solo bioquímico, es decir, no solo regula los neurotransmisores, sino que nuestra microbiota influye directamente en la actividad de nuestro cerebro
A través de estudios de vías anatómicas y estudios funcionales vieron que: la interacción intestino cerebro es mucho mayor del intestino al cerebro que al revés.
Es decir, que los campos electromagnéticos que generan nuestro estómago y nuestro intestino están en constante comunicación. Estos campos moldean y regulan la cantidad de oscilaciones ALFA que se producen en el cerebro, indispensable para la concentración y la atención, la paz y la sensación de bienestar y felicidad.
La microbiota se ve influenciada, principalmente por
- la dieta
- el ejercicio físico
- las relaciones sociales
- los medicamentos
- los prebióticos (dieta) y probioticos
- por los niveles de contaminación
- por el nivel de estrés que tengamos en nuestro día a día
- por la foma en la que hemos nacido, por césarea o por parto natural
La mircobiota es vital para:
Nuestro sistema endocrino, hormonal y nervioso sobre todo, influyendo en:
- procesos de aprendizaje
- estados de ánimo
- humor
- atención
- cómo nos relacionamos con los demás (cerebro social)
Así que dependiendo de cómo nos alimentamos, influimos directamente en la relación que tenemos con los otros y por ende con nosotros mismos.