Recurres a la comida para no sentir, en definitiva para no sufrir. Aunque te veas mal fisicamente o incluso si te dicen que puedes enfermar por tu manera de comer, te cuesta dejar de comer y de relacionarnos con la comida como lo haces. Entonces es cuando la comida se convierte en un problema.
Podemos llegar a convertir la comida en una especie de salvavidas, ansiolitico o antidepresivo, a veces es el mejor anestésico que existe.
Lamentablemente cuando la comida empieza a controlar nuestra vida y empezamos a subir de peso, a vernos mal a sentirnos peor y con ello empezamos a hacer dietas castrantes y castigadoras, empieza la relación tóxica con la comida. Empezamos a navegar entre sensaciones y sentimientos contrarios: pasamos del placer, la plenitud y la felicidad, a la culpa, la frustración y la tristeza.
Cuando les pregunto a mis clientes en consulta si saben cuándo empezó todo, no dudan en decirte el motivo exacto de ese vinculo. Ana me explicaba en consulta: «Tenía 14 años y me empezó a crecer el pecho, como era pequeña, me veía más gorda y mis compañeros empezaron a meterse conmigo. Fue entonces cuando le pedí a mi madre que me llevara a un dietista, quien me hizo una lista de alimentos que podía comer y otros que no. Adelgacé rápido, pero al cabo de 1 año me fui de campamento de verano y volví más gordita, así que siguió mi dieta y no ha terminado hasta ahora, que llevo 30 años a dieta y 15 kilos de más «
Hace poco vino a consulta una mujer de 69 años que llevaba toda la vida con una relación tóxica con la comida, pasando periodos de atracones y de dietas restrictivas. Me contó cómo se burlaban de ella en el colegio y se puso a llorar con solo mencionarlo ¡y de eso habían pasado 60 años!
¿Cómo puedes saber si la comida se ha convertido en un problema para ti?
Las principales características de una mala relación con la comida son las siguientes:
- Sientes que la comida controla tu vida y te domina
- Piensas todo el día en comida y piensas que va ser lo siguiente que vas a comer
- La comida ocupa gran parte de tus pensamientos y planificación diaria
- Sientes que no tienes fuerza de voluntad para cambiar de hábitos y dejar de comer de esa manera
- Afecta negativamente a tu estado de ánimo, a tus emociones
- Empiezas una dieta que te prohibe todo y la dejas, atracándote de todo lo que no has podido comer, a veces si control.
- Sientes que has suprimido tu autoestima por no tener el control en este tema
- Estás cansada de esta lucha interna
- Cuando terminas de comer «un alimento prohibido» te sientes culpable.
Si esto que acabas de leer resuena contigo, mi recomendación es que no tardes en acudir a un profesional. Una terapia nutricional, donde además de conocer tu relación con la comida, trabajes el autoconocimiento y la autoestima.
«Para sanar, desanda el camino que has andado para enfermar»
Hopócrates