Hay una asociación muy clara entre el sobrepeso y un sueño escaso o un mal descanso. En el Cerebro Obeso de Luis Jiménez (2014) habla sobre una estrecha relación relación entre la falta de sueño y el sobrepeso e inclusive la dificultad de perder peso mientras se realiza una dieta hipocalórica.
Cuando se duerme poco o el descanso es deficiente, se alteran varios sistemas, sobre todo el ritmo circadiano que son los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario, y que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo. Esto produce un incremento en la sensación de hambre, que hace que consumamos raciones más grandes de comida y alimentos más calóricos, sobre todo con más impulsividad, debido a que se produce un aumento del cortisol (neurotransmisor asociado al estrés), cuyo efecto modifica la liberación de leptina, favoreciendo así la sensación de hambre. También disminuye la sensibilidad a la insulina, aumentando la grasa visceral.
Se observó que las personas que trabajan por la noche realizan el 62% de la ingesta total del día, por la noche, esto se traduce a un descontrol del metabolismo y un aumento de peso, aumentando la ingesta e inclusive modificando la elección de alimentos, que se decantan más por azucares e hidratos de carbono.
Si es tu caso, te recomiendo incluir en tus hábitos una minuciosa planificación y organización de las comidas, dependiendo de tus horarios de trabajo y descanso. Esto hará que la sensación de hambre disminuya y puedas detectar la necesidad de descanso, ya que nos cuesta diferenciarlas, solo tienes que ver un bebe que muchas veces no sabe si llora por hambre o por sueño.
También es recomendable que aprendas pequeñas técnicas de meditación y relajación que te ayuden a lograr un sueño relajado y así tener más energía durante tu vigilia.