El título de este artículo es un fragmento de la película: ¿En qué piensan las mujeres? con Mel Gipson y Helen Hunt.
El protagonista «mágicamente» puede escuchar lo que piensan las mujeres y de esa forma comienza a entender y sensibilizarse con ellas. Se aprovecha de esta situación para robar las ideas a la mujer que le robo el puesto de trabajo (Helen Hunt) pero cae en su propia trampa y se enamora de ella.
Cuando está perdido de amor y se da cuenta del error que ha cometido, pero no consigue decírselo, llega a su casa, abre la nevera buscando llenar el vacío que le ha dejado el no estar a su lado y en ese momento es cuando dice: «¿Qué busco aquí? Ella no está en la nevera.»
¿Cuántas veces hemos utilizado la comida como droga, ansiolítico o distracción? Escondemos sentimientos y emociones detrás de un alimento. Hay autores, como Jorge Pérez Calvo, que incluso lleva hacer asociaciones con alimentos: si comemos muchas masas (pan, bollería, pasta) buscamos coherencia, si nos apetece más el dulce buscamos cariño y amor, si, al contrario, es la carne la que nos da más placer, necesitamos emociones fuertes en nuestras vidas, si el chocolate nos pierde, entonces el sexo es muy importante para nosotros y lo suplimos con este alimento.
Lo cierto es que el comer ha llegado a ser una rutina tan mecánica como respirar, andar o hablar. Donde tampoco hemos aprendido a utilizar la consciencia y hacemos todo de forma autómata. Allí es cuando empezamos a enfermar, adelgazar o a engordar.
Empezamos debilitando nuestro sistema digestivo, le siguen el inmunitario, nervioso y hormonal. Es una forma de «estrés dietético». Si no soy consciente ¿Cómo voy a saber si me alimento según mis necesidades? ¿Cómo voy a saber si me sienta bien o mal? ¿Cómo voy a saber que me engorda o me hace perder peso? en definitiva: ¿Cómo voy a saber que debo de tomar y que no, para estar más saludable o encontrar mi peso ideal? ¿Te has parado a pensar esto por un momento?
La comida es un bálsamo emocional y debemos de dejar de buscar en la nevera la solución a una emoción, de utilizar la comida como distracción, como solución a un problema o como sustituta de emoción, de esta manera solo encontrarás culpa y más ganas de entrar en ese círculo de «solución por atracón».
Para. Respira. Y a continuación haz un análisis de aquellos alimentos que te sientan bien, que te dan buena energía y sientes que te nutren. Cuáles de ellos son los que más disfrutas cocinando y comiendo. A partir de ahí simplifica tu dieta para conseguir un objetivo. Escríbelo, dibújalo, coloca fotos o recortes de revistas por todos lados para no olvidarte de lo que estás haciendo y de lo que quieres conseguir. Consigue recetas con esos alimentos, llena tu despensa de ellos. Disfruta de comer consciente y a partir de ahí expande tu dieta hasta alcanzar un menú completo y apetitoso que puedas mantener y con el que puedas jugar de lunes a viernes. El fin de semana permítete caprichos en consciencia, no por atracones inconscientes y si eso pasara alguna vez, no te culpes, toma consciencia y retoma el camino.
Tú puedes conseguir lo que te propongas, el único requisito es que te pongas un meta real y que creas en ti. (ver 5 tips para cambiar tus hábitos alimenticios)
4 comentarios
Que interesante sabía lo del chocolate, el resto no. Gracias
Muy buen artículo para detenernos a pensar sobre porqué comemos de más. Me encanta tu blog!
Me encantan tus post, ¡gracias!
Gracias…