Se que el título te ha llamado la atención porque no lo puedes entender ¿Cómo voy adelgazar si no hago dieta? ¿Qué me estás contando? Para explicarme bien, te voy a contar la historia de María y con ella, la explicación del porqué las dietas no sirven para adelgazar, si no más bien para todo lo contrario.
María pasaba la mayor parte del año comiendo como si no hubiera mañana, es verdad que a veces pasaba periodos muy altos de trabajo que le generaban estrés, sumado a ser mamá trabajadora y aquellas circunstancias de la vida que pasan de vez en cuando donde sientes que no llegas a todo. Muchas veces se sentía culpable, con mucho remordimiento, pero seguía un poco llevada por las circunstancias y como no, la excusa que se decía “Yo como por ansiedad”. Se repetía la excusa de que, llegado el momento, se pondría hacer la dieta de la vecina que le había ido estupendo, comiendo solo proteína o la de la compañera de trabajo, que había bajado 5 kilos en una semana a punta de un sirope de algo. Y ese tan llamado momento, no fallaba cada año, era fijo y coincidía con la época del año donde empezamos a quitarnos la ropa y exponernos más, la tan nombrada “operación verano”. Y empezaba otra vez, con la esperanza de que esta sería la definitiva “Me muero de hambre durante un par de meses y puedo lucir bikini” sin darse cuenta de que cada año pesaba un poco más que el año anterior y que esos 5 kilos que tenía que bajar hacer dos años, el año pasado eran 7 y este año eran 8.
María cada año empezaba con mucha ilusión, pero al poco tiempo se daba cuenta que lo que hizo la vecina o la compañera de trabajo no era tan sencillo como decían, que requería un cambio de hábitos alimenticios y que, junto con eso, también mucho sacrificio. Así que empezaba a ponerse de mal humor, que se incrementaba cuando veía que perdía cada vez menos peso y que incluso, al cabo de unos días haciendo la dieta, no veía resultados notorios para el esfuerzo que hacía.
Así que, cuando ya casi era verano, María no se acordaba de la dieta, porque era un esfuerzo inútil, así que lo dejaba y volvía otra vez a comer como si no hubiera mañana, sintiéndose culpable por no hacer nada, pero demasiada estresada para poder buscar la solución a su problema.
¿Te suena de algo el caso de María?
Ahora te preguntarás ¿Las dietas engordan? Según la ultima encuesta realizada por SEEDO la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad en el año 2014. El 81% de 2944 mujeres, entre 25 y 45 años, casadas con hijos y titulación superior, que hacen dieta para perder peso, han fracasado. De estas solo el 24% están conformes con su peso y un 76% no están contentas con su cuerpo y querían perder una media de 10kg en cinco meses.
Todos conocemos las cifras alarmantes de sobrepeso y obesidad en nuestro entorno, debido a un ambiente obesogénico, donde abundan los alimentos ultraprocesados, con grandes cantidades de sal, grasas saturadas y azúcar. Por su puesto esto ha dado paso a una inmensa industria de “remedios para adelgazar” además de distintas dietas y métodos milagrosos, que no dejan de captar a ese 76% de la población que quiere un cuerpo imaginario, muy rápido.
Si una mujer, propensa a ganar peso y no a perderlo, entra en la dinámica que hemos puesto como ejemplo (de María), puede triplicar el riesgo de sobrepeso u obesidad. Los estudios han hecho observaciones de mujeres que han hecho una dieta donde han bajado de peso, a largo plazo, entre 4 y 5 años. La evolución ha sido que un 41% pesaban más, que al inicio de la misma.
Si las dietas existen es por cómo piensa nuestra sociedad. Queremos recompensas instantáneas. ¿No os habéis dado cuenta que ahora todo es a la carta? Me traen la compra a casa, la comida, las series las veo cuando quiero, si busco información de algo internet me la da al instante, ni si quiera me preocupo en contrastar la información a ver si es verídica. Todo es rápido. ¿Cómo me voy a tomar el tiempo necesario para saber si tengo hambre? No tengo tiempo, como y ya está. ¿Cómo voy a poner mis esfuerzos en cambiar mi forma de comer? Si con una dieta restrictiva, veo que puedo adelgazar, da igual si tengo algún déficit alimentario o si cuando la deje, me como media nevera de un atracón.
Si buscamos la recompensa inmediata y hacemos una dieta milagrosa y encima no nos funciona, empezamos a sentir sentimientos de frustración y baja autoestima: “si esto le ha funcionado a la vecina ¿Porque a mi no?” Y empiezas a sentir ansiedad, estrés, algo que no te ayuda a la hora de adelgazar.
Mi consejo es que cuando decidas adelgazar, empieces a comer comida de verdad: verduras, frutas, cereales integrales, proteína de buena calidad. Si puedes, busca un buen profesional que te acompañe en este proceso, porque no es fácil. Conócelo, hazle saber todas tus dudas y miedos, si los hay. Si te dice que es sencillo, sal corriendo y busca otro. Hipócrates decía “Para sanar, desanda el camino que has andado para enfermar”. Es un proceso de consciencia y cambios de hábitos y formas de relacionarte con la comida y esto se hace muy poco a poco para que se integre en tu vida de forma permanente y los estudios demuestran que lo resultados son mucho mejor cuando lo haces acompañado de un profesional.